Sigilo
        Haciendo el silencio
    Por Dan Edwardes
      “El silencio, en la  mayoría de los casos, demuestra eficacia. Muévete produciendo el menor ruido  posible al tocar el suelo y demostrarás un control muscular ejemplar. Si  quieres conocer tu nivel de coordinación, agilidad y equilibrio, más vale  escuchar que ver. Cuanto menos ruido oigas, mayor será tu habilidad”
      Scott Sonnon, Master of  Sports and U.S. National Coach
      ¿Cuántas veces te has  parado a escuchar el mundo a tu alrededor? Es más, ¿Cuántas veces te has escuchado a  ti mismo?.  Hay que admitir que con el  constante bullicio de la sociedad urbana a veces puede ser difícil de  conseguir. Ruido, luces brillantes, prisas y atascos, estos elementos de  nuestra vida moderna nos atrapan y nos hacen olvidar el placer del silencio  natural.
      Normalmente solemos llevar vidas discordantes, que se hace ver por nuestra  torpeza y traqueteo en los quehaceres diarios. La gente grita para hacerse oír,  disparando opiniones como si fueran armas automáticas, dando portazos y taconazos,  como niños petulantes que buscan la atención de los adultos en la habitación.  Siempre hay ruido.
¿Y qué es el ruido sino la rotura de la continua fluidez del silencio? El  silencio es la base. El silencio es el cimiento. El silencio es la amorfidad en  la que toda forma se manifiesta. Este silencio es al que aspiramos. No la calma  pasiva que proviene del no hacer nada, sino el potente silencio activo que es  resultado de la maestría en el arte de cada uno.
      ¿Por qué ser silencioso?
      Es importante entender que no hay que ser silencioso solo por serlo: tiene  un propósito. El propósito es mejorar y refinar tu control sobre tus  habilidades físicas. Moverse silenciosamente significa moverse con absoluta  precisión y con total conciencia de tu cuerpo. Tienes que decidir cuánto ruido van  a hacer tus pasos y movimientos, sin dejarlo al azar. Tomemos como ejemplo un  gato moviéndose sobre una casa: cada paso está medido, los aterrizajes  controlados, y todo el ruido innecesario es evitado. Los gatos se mueven con un  control perfecto.
      Como quiera que decidas moverte, sea cual sea el camino que decidas coger,  el sigilo debe ser un componente clave en tu práctica del Parkour. Cada aspecto  de un entrenamiento se beneficiará al llevarlo a cabo con sigilo. Por lo que, mientras  entrenes, escucha a tus movimientos.
      Una recepción ruidosa es una recepción pesada. Piénsalo: cuanto más suave  es el impacto, menos ruido genera. Pega a alguien con una almohada y después con  una tabla de madera y te harás a la idea. Si quieres seguir practicando parkour  con cierta edad, es necesario que minimices los impactos que sufren tu cuerpo y  articulaciones. Si puedes aterrizar con sigilo, puedes estar seguro de que el  impacto es insignificante.
      Como con todo, la clave está en empezar poco a poco. Prueba a dejarte caer  desde un banco, o una mesa, pero hazlo de manera silenciosa. Aquí es donde  entran en juego la técnica y el refinamiento: recepciona primero con la bola de  tus pies, absorbiendo la energía del impacto con los músculos de tus piernas  mientras te agachas. Coloca tus manos en el suelo frente a ti para asegurar el  equilibrio. Repítelo hasta que puedas recepcionar sin hacer ruido, como los  gatos, preparado para moverte inmediatamente y subir de nuevo a la mesa o  banco. Después inténtalo con saltos de precisión. Y después con saltos de  precisión en barandillas.
      Y no es solo en las recepciones donde podemos intentar ser sigilosos.  Escucha tus pasos cuando andas o corres: ¿impactan tus pies como sacos de  cemento con cada paso, pisando plano y pesado? Si es así, es hora de volver a los  principios básicos, amigo mío, y aprender como andar apropiadamente:  talón-bola-dedos. Flexiona la rodilla. La energía debe estar dirigida hacia  delante, no hacia arriba y abajo: siempre piensa en obtener la mayor  eficiencia. Intenta mantener tu cabeza a la misma altura cuando corras o andes.  Mantén el equilibrio, sin inclinarte hacia atrás o adelante. Relaja los  músculos. Se sigiloso, como un gato acechando. Fluye, ¡incluso cuando andes!.  Aquí se esconde el dominio de uno mismo.
      ¿Problemas al ser  sigiloso? Recurre a tus músculos…
      Todo movimiento implica la participación de varios músculos. En términos  generales, cuantos más músculos involucres en un movimiento, más potencia y  control podrás ejercer. A la hora de moverse, el aislamiento de los músculos no  es eficiente. Aprende a pensar en el cuerpo como en un todo indivisible, ya que  eso es exactamente lo que es.
      Nuestra musculatura es simétrica además de comprensiva: tensa tu biceps  izquierdo y hasta el 20% de esa tensión se reflejará en el biceps derecho.  Mejora el agarre de una mano apretando la otra al mismo tiempo. Veras que los  músculos del cuerpo están conectados entre sí a distintos niveles, y que  ninguno de ellos trabaja aislado. Entender esto puede ayudarte a mejorar tu  economía del esfuerzo al realizar cualquier movimiento. Te dará control, y esto,  a cambio, conllevará silencio.
      Fíjate en un puñetazo de un buen boxeador: no es solo el brazo, o incluso  el hombro, el que da la velocidad dinámica y la fuerza. En ese puñetazo se  utilizan un gran abanico de músculos, desde el talón y la parte baja de la  pierna, pasando por la cadera y el torso y hasta el hombro y el brazo. Esto se  conoce como “reclutamiento muscular”, y se aplica en todos los deportes y  actividades físicas y, como no, en el parkour.
      Una mala recepción, por ejemplo, es aquella en la que el impacto es  recogido solo por las rodillas y la parte inferior de las piernas. No se ha  utilizado todo el abanico de músculos en la recepción, y el fuerte impacto conllevará  tensión en la columna vertebral y efectos negativos en toda la estructura  esquelética. Y además, hará ruido.
      Una buena recepción, sin embargo, dispersará la fuerza del impacto por todo  el cuerpo al hacer trabajar a todos los músculos para ayudarse unos a otros.  Esa recepción será suave, gracil y controlada. Y será silenciosa.
      Carreras de sigilo
      Uno de los mejores métodos para desarrollar tu sigilo, y con ello tu  control muscular, es practicar lo que se conoce como “carreras de sigilo”.
      Estas carreras de sigilo son periodos de movimiento ininterrumpido, sobre  cualquier terreno y normalmente a la noche, cuyo objetivo es, simplemente,  moverse tan sigilosamente y eficientemente como se pueda. La velocidad no es  importante en este caso, y tampoco lo es la estética. Simplemente muévete,  interacciona con lo que te encuentres en tu camino, pero siempre con sigilo. Si  entrenas acompañado, estate atento al ruido que hacen los demás, fíjate en si  puedes escuchar al de adelante y al de atrás, y si alguien hace demasiado  ruido, házselo saber con un “Shhh”.
      Las carreras de sigilo no se tratan de andar a escondidas, sino, más bien,  de no llamar la atención sobre uno mismo. El objetivo es moverse con fluidez y  en armonía con el entorno, de manera que la gente no se de cuenta de que estas  ahí, simplemente porque no estás generando ningún estímulo  que puedan captar con sus sentidos. Es una  buena manera de entrenar tu cuerpo así como tu conciencia del entorno, y es,  además, muy divertido. Inténtalo: pero inténtalo en silencio.
      El arte de hacer el  silencio
      No importa lo ruidoso que sea nuestro ambiente diario, todos somos capaces  de diseñar un espacio propio que sea silencioso. El moverse con sigilo no te  permite solamente dominar tus propios movimientos, sino que mejora tu habilidad  para observar el mundo a tu alrededor: similar a cuando eres capaz de escuchar  solo cuando no estás hablando. Esta observación mejorada nos permite encontrar  la armonía con nuestro entorno, lo que a cambio nos ayuda a movernos con  gracilidad y facilidad.
      Y los beneficios del silencio van más allá del plano físico. Te darás  cuenta de que, según progresas en tus entrenamientos sigilosos, la inacabable conversación  en tu mente comienza a pasar a un segundo plano, permitiendo que una buena  concentración pase a primer plano. Verás que te liberas de cualquier  distracción, interna y externa, y eres libre para moverte.
      Deja a los demás que hagan ruido. Nosotros podemos aprender a hacer el  silencio.
Artículo escrito por Dan Edwardes para http://www.parkourgenerations.com y cedida a umparkour.com
Traducido por Jonan Nieto para umparkour.com.
aquí podréis ir al sitio original y encontrar el artículo también en inglés.